Hoy, 9 de noviembre, tiene lugar el día internacional de la adopción. Una fecha señalada que desde La Voz de los Adoptados queremos aprovechar para compartir nuestra experiencia como personas adoptadas y cuestionar si hay algo que celebrar en este día o si es una fecha perfecta para reivindicar.
Este año, tras una consulta a nuestros socios el tema estrella para compartir y reivindicar ha sido el derecho a la identidad y a la búsqueda de orígenes, que muchos de nosotros tenemos anulado o restringido.
Nuestro derecho a la identidad se ve anulado cuando en nuestro certificado de nacimiento aparecen datos que no corresponden con la realidad porque han sido modificados a veces por error, la mayoría de las veces de forma intencionada, por ejemplo, cuando aparecen como nuestros progenitores, personas con las que no compartimos genes. También se ve anulado cuando no aparecen datos, porque la ley permitió que así fuese, que se inscribiese el nacimiento de una persona sin que consten los datos de identificación de la mujer que la parió y del hombre que la engendró. En el primer caso hablamos de una falsedad en documento público, calificado como delito en el Código Penal, en el segundo caso, el Tribunal Supremo ya hace más de 10 años declaro como inconstitucional el conocido como “parto anónimo”, y desde entonces es obligatorio que quede constancia de los datos al menos de la madre, aunque lamentablemente, sigue existiendo la posibilidad de inscribir el nacimiento de una personas sin que consten los datos del progenitor, con lo que se sigue dejando a algunas personas con su derecho a la identidad a medias, con el daño y el inconveniente que eso supone.
Teniendo presente siempre que la adopción es una medida de protección de la infancia y la adolescencia, para garantizar nuestro derecho a vivir en familia y que no existe el derecho a ser padres/madres, en definitiva que no existe el derecho a ser familia; volvemos a señalar que lo exponemos a continuación no depende de tener una buena o mala relación con las familias adoptivas y la mayoría nos identificamos con algunos o todos estos ítems.
Todos los seres humanos nos preguntamos en alguna o en varias ocasiones, ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos?, ¿a quién nos parecemos?, ¿de quién somos, es decir, a que grupo humano y familiar pertenecemos?, ¿qué antecedentes médicos tenemos? y la mayoría de las personas tienen las respuestas incluso antes de hacer las preguntas, porque se crían y crecen en su entorno familiar de origen y poco a poco les va llegando la información, incluso sin darse cuenta.
Todos los adoptados nos hacemos esas mismas preguntas, la diferencia está en que nosotros tenemos que salir de nuestro entorno familiar a buscar las respuestas y añadir otras preguntas más: ¿por qué a mi?, ¿por qué me abandonaron?, ¿no me querían?, ¿se acordarán de mi? ¿me estarán buscando?.
Para poder construir nuestra identidad de la forma más completa posible necesitamos saber quiénes hemos sido y de dónde hemos venido antes de la adopción, porque la identidad se construye, y si falta la información del origen, se puede ver dañada.
Con frecuencia nuestros progenitores se ven expuestos a situaciones que les superan, ya sean políticas, sociales, familiares, personales, de salud, incluso económicas, o han sido victimas de algún delito y toman decisiones sobre nosotros condicionados por esas circunstancias, en ocasiones, son otras personas las que deciden por nuestros progenitores y por nosotros, ya sean otros familiares, médicos, enfermeras, técnicos de protección de la infancia y la adolescencia, intermediarios en los procesos de adopción, etc…porque sí, son muchas las personas que intervienen en el destino de una criatura que se separa de su familia de origen, ya sea de forma consentida o no, incluso bajo engaño o a cambio de precio, porque sí también en adopción existe el tráfico de personas.
En la cualquier caso esas decisiones suelen afectar a nuestra identidad y con ello a nuestro derecho a buscar nuestro orígenes, se convierten en impedimentos y obstáculos.
Al desconocer de dónde venimos nos puede costar más saber quiénes somos y a dónde vamos.
Hay personas adoptadas que sentimos un profundo dolor, un sentimiento de vacío y una falta de pertenencia tan grandes que nos puede dejar en estado de sock, al menos durante algún tiempo, bloqueados, como perdidos.
Hay personas adoptadas que vivimos ajenas a esas sensaciones negativas y perjudiciales, porque nos produce tanto dolor que desarrollamos herramientas de supervivencia tales como la disociación, que nos pueden ser útiles en un momento o durante algún tiempo, pero si permanecen se puede convertir en un riesgo y un inconveniente, porque nos desconecta también de las sensaciones buenas y saludables.
Muchas personas adoptadas expresamos que nos sentimos incompletas, que nos duele no saber de dónde venimos, que sentimos un vacío interior que no conseguimos llenar, ni olvidar.
Esos sentimientos a veces nos conectan también con el sentimiento de abandono, que la mayoría de nosotros sentimos, incluso, cuando no podemos recordar lo que nos ocurrió, antes de ser adoptados, o precisamente porque no lo podemos recordar, pero lo sentimos, y nos preguntamos ¿por qué me abandonaron? y cualquier respuesta a esa pregunta es potencialmente dolorosa.
A veces nos cuesta expresar lo que sentimos y lo que pensamos, porque en ocasiones, cuando manifestamos lo que necesitamos y nuestro deseo de buscar nuestros orígenes, somos cuestionados, con frases como ¿para qué buscas? ¿qué necesidad tienes?, a veces son nuestro propios padres los que nos preguntan ¿cómo nos haces esto? en ocasiones son otras personas las que nos preguntan ¿cómo les va a hacer eso a tus padres? ¿es que no estás a gusto?
A veces nos recuerdan que no sabemos qué nos vamos a encontrar, y prejuzgan y suponen que nos van a rechazar o aún peor, que nos van a pedir dinero….y aunque eso llegue a pasar, es nuestra necesidad, es nuestro derecho y es nuestra decisión, y con el acompañamiento y el apoyo necesarios podremos manejar cualquier situación que se nos presente.
Nos sobran los prejuicios y los miedos ajenos. En ocasiones con este tipo de oposición se pone de manifiesto nuestro “conflicto de lealtades” hasta el punto que algunos esperamos a que se mueran nuestros padres para hacer nuestra búsqueda de orígenes, o la hacemos sin que ellos lo sepan, lo cual deja constancia de la fragilidad de algunas relaciones familiares.
Del mismo modo nuestras familias biológicas deben ser escuchadas y comprendidas en su sentir y en su vivencia, porque son muchas las familias biológicas que también tuvieron que hacer un duelo con motivo de nuestra separación, tanto si fue consentida como si no lo fue, y aun más en los casos de separación “forzada”.
Lamentablemente los prejuicios son lo habitual respecto a las familias de origen, y por eso muchas personas en primer lugar nos cuestionan, algunos de nosotros nos dejamos influir por los prejuicios ajenos y descartamos la posibilidad de buscar, por el miedo a lo que nos encontraremos, cuando la realidad está demostrando que suele ser diferente a lo imaginado.
En todo proceso de búsqueda de orígenes nos parece imprescindible sentirse acompañado. En primer lugar para poder elegir el mejor momento para hacer la búsqueda, porque es habitual, que nos surja la necesidad de empezar a buscar tras algún acontecimiento personal, familiar, laboral o social de suficiente importancia como para movilizarnos, ya sea un cambio de trabajo, de domicilio, de estado civil, de salud, la muerte de algún familiar, el nacimiento de algún hijo o sobrino, o niño en el entorno social más próximo, puede ocurrir que antes de “lanzarnos” a buscar necesitemos dedicar algún tiempo a elaborar y gestionar las emociones que esos cambios nos han ocasionado.
En segundo lugar para que nos ayude a integrar la información que vamos encontrando al descubrir nuestra historia, para darle un sentido y un significado que nos ayude a mantener el equilibrio. Y podamos pensar y manifestar qué sentimos y que queremos que vaya ocurriendo tanto si necesitamos llegar a un encuentro como si no, si nos gustaría empezar algún tipo de relación o preferimos mantenernos en la distancia.
En tercer lugar para ejercer nuestro derecho a buscar nuestros orígenes y completar nuestra identidad teniendo en cuenta también las necesidades y los derechos de nuestra familia de origen manteniendo su intimidad y su identidad gracias a la confidencialidad.
Probablemente en el momento que más necesitamos sentirnos acompañados es cuando comprobamos que resulta imposible llegar a saber algo, por pequeño que sea, porque sí es cierto que hay muchas personas que no van a poder confirmar ni su fecha de nacimiento, y esa incertidumbre duele tanto, que necesita de mucha entereza para poder superarlo.
Debemos tener siempre presente que una cosa es buscar nuestros orígenes y poder tener respuesta a algunas de nuestras preguntas, y que no siempre vamos a poder tener toda la información que nos gustaría porque hay datos que no están ni vamos a encontrar y que incluso en los casos en los que sí podamos tener información y completar en parte nuestra identidad, a veces no es suficiente para calmar el dolor que nos produce el sentimiento de vacío, la sensación de abandono.
Son sentimientos diferentes que necesitan de procesos también diferentes, que pueden estar más o menos relacionados, pero que no son complementarios, son independientes.
Cuando nos damos cuenta de que nos faltan respuestas a nuestras preguntas y llegamos a la más dolorosa ¿por qué a mí? Podemos decir, que ahí empieza nuestra búsqueda de orígenes.
La búsqueda de orígenes es mucho más que la búsqueda de datos y de personas de nuestra familia biológica, podemos empezar por querer ver nuestro expediente, las fotos y las imágenes de cuando nos adoptaron, podemos pensar en un viaje de visita al país o lugar dónde nacimos, al orfanato /centro residencial dónde crecimos, en el caso de las adopciones internacionales y en muchas ocasiones transraciales el viaje en si, ya es una búsqueda de orígenes para conocer las gentes, la geografía, la historia, la cultura, el folclore, los colores, los olores, la comida, en definitiva las raíces, y creemos que debe hacerse con acompañamiento previo.
Dado que en la mayoría de los casos somos los adoptados los que no tuvimos nada que decir cuando fuimos adoptados, ya que fueron otros los que tomaron las decisiones sobre nosotros, ahora sí somos nosotros los que tenemos el derecho a buscar nuestros orígenes, y es cierto que hay familias de origen que nos buscan, por redes sociales o con los medios que tengan, especialmente aquellas que tampoco tuvieron voz ni voto en nuestro destinos, somos nosotros los protagonistas y los que podemos y debemos gestionar la situación, ya que podemos decir NO, no estamos obligados a llevar a cabo un encuentro, creemos que es importante que si nos sucede podamos buscar un acompañamiento profesionalizado que nos ayude a gestionar todo lo que esto conlleva.
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Para concluir, tenemos que decir, que además de los adoptados hay más personas que también desconocen sus orígenes biológicos y por tanto en todo o en parte su identidad de origen, que hay personas que se ven privadas del conocimiento de la identidad de su padre porque como hemos dicho al principio así lo permite todavía la ley y sus madres lo deciden, algunos llegan a ser adoptados por las parejas de sus madres.
Para todos los casos, para todos los que los que hemos perdido en todo o en parte nuestra identidad de origen, además del reconocimiento del derecho a buscar y los procesos de búsqueda señalados, siempre podemos contar con el ADN, para poner luz a través de la ciencia donde el miedo, los prejuicios y a veces las leyes han puesto oscuridad.
Gracias a todos los socios y socias, cuyas aportaciones crearon este decálogo, y en especial a Beatriz Beneítez Pérez por ser la coordinadora y llevar acabo este gran trabajo.
Por que se eligió esta fecha para celebrar el dia internacional de la adopción?
No sabemos exactamente la razón por la cuál se escogió esta fecha, pero sabemos que con alta probabilidad lo creo Hank Fortener. Este estadounidense no es adoptado, sino que un hombre caucásico que quería celebrar la adopción y la familia. Creció en una familia que tras los años tuvieron unos 30 niños en acogida.
Por que diran tanto toempo los tramites de adopcion? En algunas emtidades no esta permitoda la adopcion? Y por que?
Realmente este no sería el lugar más adecuado para hacer estas preguntas, puesto que somos una asociación de personas adoptadas, no de familias adoptantes. Quizás una asociación de familias adoptantes sería de más ayuda.
Lo que sí le podemos decir es que adoptar no es un medio para dar hijos e hijas a familias que no los pueden tener, sino una medida de protección a la infancia y como tal, deben evaluarse las familias, sus idoneidades, etc. Todo esto entendemos que lleva su tiempo.
Muchas gracias, aprendiendo mucho de ustedes, de escucharlos y leerlos. Saludos.