El 1 y el 2 de octubre pasó el 4º Congreso Gallego de Adopción, en el que han participado socios de LVDA. A continuación os presentamos la reflexión de nuestra secretaria, Beatriz Benéitez Pérez. ¡Gracias, Beatriz, por compartir con nosotr@s!
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Hoy sigo de “resaca” por la sobredosis de emociones por los encuentros y las experiencias compartidas y los aprendizajes conseguidos, después de la asistencia al 4º congreso galego de adopción e acollemento organizado por Manaia.
Ha sido el primer evento presencial al que he podido asistir desde la XXXVIII Asamblea de CORA que se celebró en Granada los días 29 y 30 de Marzo de 2019. Organizada por AFAM y la verdad es que ha sido una experiencia muy satisfactoria y saludable, incluso teniendo que cumplir con las limitaciones impuestas por el protocolo Covid, por fin, fuera de las pantallas, que tanto nos han ayudado y conectado durante estos últimos meses, porque donde esté el contacto y al calor humano, que se quite lo virtual.
En esta ocasión el título del congreso ha sido “En primera persona” y así ha sido, allí hemos estado varias personas adoptadas y acogidas, alguna familia, y algunos profesionales relacionados con programas específicos de protección de menores, incluso de reforma, en los que trabajan con las personas tuteladas y extuteladas, o sujetas al cumplimiento de alguna medida judicial, con sus familias de origen, de acogida y adoptivas.
Yo he participado en una mesa que llevaba por título “Desde la edad adulta” con una presentación sobre “Búsqueda de orígenes, una experiencia personal y profesional”.
La primera intervención ha sido a cargo de Ana María Linares Alonso, coordinadora General de CORA, que nos ha desgranado un informe titulado “Cuando la adopción no funciona. Perspectivas encontradas.” sobre datos relativos a las conocidas como adopciones “truncadas” o fallidas, es decir, aquellas en las que la adopción como medida de protección de la infancia y adolescencia no ha cumplido su función y los niños, niñas o adolescentes han cesado en la convivencia con su familia, a pesar de que esos adultos habian “superado” las evaluaciones y contaban con el correspondiente Certificado de Idoneidad en un 100% de los casos, no han podido o no han sabido vincularse adecuadamente….del mismo modo que tampoco lo pudieron hacer las familias originarias, con la “sobrecarga” que eso puede suponer para algunas de ellas y siempre para los niños, niñas y adolescentes que otra vez han visto frustrado su derecho a vivir en familia. Los datos son tan abrumadores como inquietantes, dan para mucha reflexión y para cuestionar profundamente el sistema de protección que puede estar propiciando que la adopción no funcione adecuadamente.
La segunda intervención ha corrido de la mano de Lola Sinisterra, autora del libro, “Cuando la cigüeña se equivoca”, a quien yo descubrí en Instagram como @marionetasdelsistema hace meses leí el libro y estaba esperando la ocasión de conocer en persona a Lola para que me lo dedicase…misión cumplida!!. Lola ha compartido su experiencia personal y profesional primero como niña tutelada y “criada” en el sistema de protección, tanto en centro de menores como en familia de acogida ajena, después como profesional de la protección de menores y siempre aportando su evaluación sobre la situación anterior, la actual y sus propuestas sencillas y concretas para mejorar las áreas donde ella lo ve necesario y posible.
Después del descanso Alberto Rodríguez y Rocio Fraga, han compartido con nosotros una experiencia de acogimiento familiar profesionalizado, Alberto como psicólogo y miembro del equipo técnico que acompaña a las familias acogedoras y biológicas y Rocío como acogedora profesional, responsable de la guarda y custodia de un niño a quien se ha referido en varias ocasiones como “su hijo”, no sólo para preservar su intimidad, sino sobretodo porque es como ella y él se sienten, más allá de su profesión o precisamente gracias a su profesión que le permite asumir la responsabilidad desde el amor y el trabajo pautado, porque se trata de una convivencia terapéutica durante 24 horas, 7 días a la semana y 365 días al año.
Tras la comida y a pesar del riesgo que suponía esa terrible hora de la siesta mi compañera de mesa Fani Rodrigues consiguió mantener despierto al auditorio gracias al tema de su ponencia “Mayoría de edad, minusvalía o ventaja viviendo en un centro juvenil” Fani de forma mi generosa, y concreta nos situó a los pocos meses de cumplir su mayoría de edad y ha compartido su experiencia vital como niña que también se ha criado en el sistema de protección hasta los 18 años, y más, porque como ella nos explicó, a pesar de que según la técnico responsable de su expediente le informó de que “su trabajo con ella ya se acababa”, ella consiguió el apoyo suficiente para lograr su sueño de estudiar y llegar a ser profesional del sistema de protección, que le ha puesto en alguna ocasión en situaciones muy comprometidas y dolorosas, y aún así mantiene la esperanza y pone sus mejores esfuerzos, para que el sistema pueda evolucionar y satisfacer las necesidades y derechos de todos los niños, niñas y adolescentes, de forma que ella y los demás chavales se puedan liberar del peso de la historia familiar y puedan evitar repetirla.
Después de mí intervención Chandra Clemente, también adoptada de origen en Nepal y doctora en antropología nos explicó La construcción social de la identidad desde la antropología, gracias a lo cual pudimos aprender y entender el valor de la identidad individual y la colectiva, la pertenencia, la “otroridad”, la diversidad y su influencia en el desarrollo concreto de las personas adoptadas y acogidas, especialmente cuando hay un factor diferencial notorio como puede ser el color de la piel y los rasgos característicos de algunas etnias.
Y tras su exposición disfrutamos de la entrevista que Beatriz San Román hizo a Emmanuel Ávila, socio de La Voz de los Adoptados, Lucía Rabadán, vicepresidente de AFAM y Laia Muñoz, actualmente Coordinadora del Comité de personas refugiadas de la Generalitat de Cataluña, todos ellos adoptados y con rasgos que les diferencian en mucho o en todo de sus familias adoptivas y les conectan con unos orígenes más o menos lejanos. Los tres nos hablaron con emoción y sinceridad sobre algunas de sus experiencias con el racismo, sobre la construcción de su identidad, su sentimiento de pertenencia y hasta su conflicto de lealtades. Para mi fue muy impactante y a veces doloroso escuchar algunas de sus experiencias y otras veces he sentido satisfacción al saber cómo las han manejado y superado.
Ya el sábado por la mañana empezamos con un tema que nos afecta a todas las personas que en un momento u otro de nuestra existencia hemos entrado a formar parte del sistema de protección de menores en la mesa estuvieron Ania Justo, psiquiatra que nos centró en la adversidad temprana, nos mostró cómo afecta al cerebro y por tanto a algunas funciones y comportamientos, también nos habló de las posibles intervenciones terapéuticas incluidos los tratamientos farmacológicos, que en algunos casos son necesarios y efectivos, porque realmente la adversidad temprana en ocasiones puede ocasionar algún trauma y estos a su vez pueden derivar en trastornos que requieren de diagnósticos y tratamientos específicos. Para mi ha sido un placer descubrir a Ania, a quien hasta ahora no conocía, y que desde el sábado estoy siguiendo con interés a través de las redes.
A continuación siguió tratando sobre la adversidad temprana mi compañera en La Voz de los Adoptados Irene Rong González, que como psicóloga, y con su capacidad de síntesis habitual y su dulzura al hablar, además nos instruyó con unas preciosas ilustraciones sobre situaciones habitualmente delicadas y siempre dolorosas y perturbadoras que difieren en mucho de lo que podemos esperar que nos pase desde antes de nacer y hasta aproximadamente los 5 años, y que de forma irremediable interfieren en el previsible desarrollo de nuestro cerebro y también influyen en nuestro desempeño emocional e intelectual, con la esperanza de que se puede detectar y tratar para mejorar.
Ejemplo practico de lo que nos explicaron Ania e Irene ha sido el testimonio muy emocionante y real de María Rivera, que ha compartido con nosotros su experiencia una vez iniciada la convivencia con su hija, tras la constitución de la adopción y después de constatar que había algo más a parte de la necesidad especial de carácter físico que ella y su marido estaban dispuestos y disponibles para tratar, algo que tardó bastante tiempo en tener nombre, diagnostico y tratamiento, que con mucho sufrimiento para su hija en particular y para la familia en general ha propiciado unos cambios muy sustanciales en su vida, todos encaminados a que la adversidad demasiado temprana de su hija, sufrida incluso ante de nacer, pueda ser entendida y atendida de la mejor manera posible, procurando que ella sea una persona feliz, a pesar de su discapacidad oficialmente reconocida, que les ha permitido recibir la atención integral que ella y su familia necesitan. Me emocioné especialmente con la labor llevada a cabo por esta familia, a pesar del dolor, la rabia, la frustración y sí también la impotencia, porque a pesar de todo han perdido poco, muy poco tiempo en quejarse y lo han invertido en aceptar la realidad de su hija y de su familia como es, sin complejos, con responsabilidad y poniendo los medios necesarios para su consecución, les alabo la decisión de tramitar la discapacidad y el traslado de su domicilio un entorno más adecuado para su hija. Les doy las gracias por la generosidad de compartir su experiencia, confío en que sirva de inspiración para otras familias que viven asustadas, enfadadas y se quedan “congeladas” por los diagnósticos de sus hijos…hasta el punto de que algunos pasan a engrosas los porcentajes de “adopciones truncadas” que Ana Linares nos expuso detalladamente al comienzo del Congreso.
Tras el descanso cambiamos de tercio y nos centramos en el trabajo que han llevado a cabo de forma conjunta CORA y ASEAF con el Protocolo de transición de acogimiento familiar o residencial a adopción que se puede encontrar y descargar en la web de CORA nos lo han explicado Ana Medina, Aurora Barrientos, Elena Escalada y Nuria Morán, todas ellas familias acogedoras y algunas de ellas también familias adoptivas. Estoy segura de que es un documento fruto de un trabajo muy concienzudo, confío en que sea bien recibido por los responsables de los distintos servicios de protección de menores, y que tenga un impacto suficiente en los niños, niñas y adolescentes que estado tutelados cambian de medida de protección desde el acogimiento residencial o familiar hasta la adopción, en la mayoría de los casos teniendo que cambiar de familia, y por tanto poniendo a prueba su capacidad de adaptación y resiliencia, al tener que romper unos vínculos y empezar a construir otros. A mí, como en otras ocasiones, este documento me genera una inquietud, estoy segura de que las personas que han participado en su elaboración lo han hecho poniendo su mejor intención, capacidad, conocimiento y voluntad, porque al fin y al cabo son las familias que tratan directamente con los niños, niñas y adolescentes que “transitan” del acogimiento a la adopción, y han podido ver cómo les puede suponer una adversidad temprana añadida a la previa que motivó la constitución de la tutela y el acogimiento, y cómo tienen que hacer todos un esfuerzo, a veces extraordinario, para adaptarse a la nueva medida, a la nueva familia y sus circunstancias, y dicho esto también me pregunto si para elaborar el protocolo se ha contado con la participación de personas que han sido usuarias del sistema de protección, que ya son adultas y algunas, como hemos visto entre los participantes de este congreso, ahora además también son profesionales y trabajan con infancia y adolescencia, confío en que así sea, y si no repito confío en que las familias que han participado saben bien de lo que hablan.
Después de la pausa para un café he tenido oportunidad de conocer el programa EN FAMILIA y CONVIVE.COMigo, que son unos programas muy concretos de acogimiento familiar, uno para personas que están próximas a cumplir la mayoría de edad y durante el tiempo que puedan necesitar antes de conseguir un grado de autonomía suficiente como para “independizarse” de forma que si quieren puedan continuar con sus estudios, también superiores, y que puedan seguir contando con una familia para convivir, que les sirva de apoyo y de modelo de convivencia, porque todos sabemos que es diferente crecer en un centro, por pequeño y bueno que sea, que hacerlo en una familia “real”, y que conviviendo en familia se desarrollan unas capacidades también diferentes, y convenientes para etapas posteriores de la vida. Y también he podido aprender algo que como abogada del Turno de Oficio de menores infractores, sabía que existe, porque está en la Ley de Responsabilidad Penal del Menor, en el art. 7. 1. j), pero nunca había tenido ocasión de saber cómo funciona, me refiero a la posibilidad de cumplir una medida judicial, acordada en una sentencia judicial, por la cual el niño, niña o adolescente, sale de su grupo de convivencia habitual y va a cumplir una medida consistente en la convivencia con otra persona, familia o grupo educativo…y mi sorpresa es que sí que existen familias, ya sean personas solas, o grupos de personas que conviven de forma habitual, dispuestas a acoger a menores infractores en su casa, en su hogar, para ser modelo de referencia y servir de inspiración para estos chavales que habitualmente tienen problemas graves de convivencia en sus familias, esa es la parte agradable de la sorpresa, la desagradable ha sido saber que entre esos chavales la mayoría son chicas y que alguna es adoptada, que también entra a formar parte de las estadísticas de “adopciones fallidas”, no obstante confío en que esta medida también surta su efecto, la reeducación y la reinserción social / familiar de esa chavalas y puedan volver a empezar una nueva vinculación con sus familias, para lo que entiendo que además de sacar de casa a las chicas requerirá una intervención con las familias que también les ayude a revisar sus expectativas, sus creencias, sus capacidades, y sus limitaciones, de forma que todos puedan hacerse responsables de lo que les toque a cada uno como miembros de las familias.
Otra vez por la tarde después de comer y en ese momento crítico de la siesta he podido conocer y escuchar a otra persona adoptada, cuyo origen está en Madagascar y por tanto su color de piel y sus rasgos destacan entre la mayoría de sus compañeros durante sus estudios; recuerdo que el congreso se llama “En primera persona”, esta persona se llama Adriana Torreoella Giró, a quien desde el sábado sigo también en Instagram como @_fahafahana_, y es la autora de “Mainty” una guía docente antirracista creada desde la experiencia, ella nos ha explicado cómo fue su experiencia más grave con el racismo, cuando aún era una niña y como de ese evento surgió y llegó la idea de dar herramientas a los profesores y a los propios alumnos en los centros educativos para identificar, tratar, atajar y sí también condenar el racismo.
A continuación Beatriz San Román ha compartido con el auditorio el proyecto “Brighter Future: de la protección a la inclusión” en el que participan diversas entidades de diferentes países, con la finalidad de realmente proporcionar a los niños, niñas y adolescentes que forman parte del sistema de protección de menores las máximas oportunidades posibles respecto a sus capacidades y a pesar de sus limitaciones en su caso, más allá del igualitarismo de antaño, por el que se trataba de dar a todos las mismas oportunidades sin tener en cuanta la diversidad real, ya sabemos que es diferente poner a todos los mismos apoyos, que poner a cada uno el que necesita, verdad?
Y como ultima ponente en esta mesa que cuestiona si el sistema educativo es protector, he podido ver y escuchar a Clara Gasent, otra persona adoptada, cuyo origen está en Bolivia, y cuyos rasgos también le han hecho llamar la atención en sus centros educativos. Yo ya llevaba un tiempo conociendo a Clara a través de las Redes y de las sesiones de acompañamiento para personas adoptadas que disfruto cada miércoles en La Voz de los Adoptados, en formato on-line y gracias a este Congreso he podido “desvirtualizar”. Clara ha compartido con nosotros su experiencia como persona adoptada y cómo ha sufrido episodios racistas, incluida alguna agresión, también cómo ha sido su recorrido por varios centros educativos y cómo ha visto limitada su capacidad incluso de pedir ayuda, para defenderse y denunciar el racismo. Ha puesto de manifiesto cómo la falta de referentes en su entorno tanto de personas de su mismo origen, o al menos con diferentes rasgos y sí también de personas adoptadas, ha sido un inconveniente para ella, por eso ha buscado poder compartir su experiencia, aprender de otras personas que hayan pasado por situaciones similares y ella quiere seguir haciéndolo, de forma que pueda ser también referente para otras personas.
Después del último café he podido volver a ver el documental “Así crecen los enanos” y digo volver a ver, porque ya lo había visto y me lo había llorado a moco tendido en el IV Congreso Interés Superior del Niño organizado por ASEAF en 2019, en unas semanas se celebrará el V Congreso. Esta vez me he vuelto a emocionar y he conseguido contener las lágrimas, y es que el documental es tan humano como real, tan doloroso como esperanzador, porque además de señalar muchos puntos susceptibles de revisión y de mejora del sistema del sistema de protección de menores, también nos muestra como se puede salir adelante, a pesar de tener casi todo en contra y es que Raúl mismo es un ejemplo de ello, de superación ante la adversidad temprana, de crecimiento, de resiliencia y de lograr una vida plena y en paz.
Ya para la clausura y como sorpresa nos han presentado a MANAIA MOZA, es decir, la división joven de la asociación, que estará a cargo de Gabriela, otra persona adoptada, ella de origen en Perú, a quien ya seguía desde hace algún tiempo a través de Facebook, pero aún no conocía y esta ha sido la ocasión también para “desvirtualizarla” con gran satisfacción. Espero y deseo que se forme ese grupo de personas jóvenes adoptadas y/o acogidas y que podamos estar en contacto y colaborar desde La Voz de los Adoptados.
Y es que en este evento, las personas adoptadas y acogidas, creo que hemos tenido una representación muy importante, tanto por el número de personas participantes, como por las aportaciones que cada uno hemos podido hacer a través de nuestras experiencias vitales y profesionales, sobre temas para mí muy importantes, como nuestro paso por el sistema de protección de menores, su impacto en la edad adulta, la búsqueda de orígenes, el racismo, la educación y la importancia de poder compartir nuestras realidades diversas a través de las asociaciones, que yo considero tan útiles y necesarias.
Como anécdota quiero decir que para mí ha sido una experiencia novedosa y muy positiva ser la persona de mayor edad entre los adoptados y/o acogidos y una de las personas de piel más clara, que me ha hecho sentirme en minoría y me ha permitido sentir cómo se pueden sentir otras personas que además de ser los únicos adoptados o acogidos en algunos entornos, también son las únicas personas que se diferencian por su color de piel o sus rasgos físicos.
Gracias a MANAIA por organizar este congreso, por contar conmigo y con tantas personas adoptadas y acogidas, para mí está siendo una inspiración y una satisfacción. Me he reído, he llorado, he aprendido mucho y he disfrutado de la compañía de todas las personas, de los besos, los abrazos, sí también de los ratos de descanso, de las comidas y de las cenas….menudas cenas!! Habéis sido unos anfitriones maravillosos, nos habéis ofrecido vuestro tiempo, yo me he sentido tan mimada, que hasta me considero una consentida y una privilegia. Hasta la próxima!!
No pouco que estiven aprendín muito. O documental conmocionoume tanto polas experiencias como por os datos tan tremendos de menores institucionalizados.
Foi un pracer coñecerte.
Emocionámonos muito coa presentación de Gabriela xq é un exemplo de superación xa que pasou, (pasamos,) anos moi difíciles e dolorosos e ahí estaba recoñecéndose e disposta a comezar unha aventura a aprender e compartir experiencias.