La primera vez que la vi…
me quedé muda, casi sin darte cuenta… te das cuenta que son los ojos los que van de un lado a otro observando… observando su cara, sus ojos, su boca, sus manos, su forma de moverse, buscas gestos que se parezcan a los tuyos… es como si se te activara un super radar para captar gestos, microgestos, expresiones, movimientos… y también sin darte cuenta, te das cuenta que no oyes, que no sientes, que no tocas… sólo miras…
ahí, vuelves a conectar otra vez con todos los sentidos… y de nuevo… todos se vuelven a anular para dejar sólo la vista en activo… luego igual te da dolor de cabeza porque vas a intentar reprimir tus lágrimas porque no sabes de que son exactamente… no sabes si son de alegria por haber encontrado o de tristeza por lo que pudiste tener y no tuviste… ahí vuelve la confusión, y las ganas de hacerse la fuerte, de volver al punto de partida… pero la vista… la bendita vista… te devuelve otra vez a un estado de semi letargia… y solo miras… al final, no puedes más y lloras. Te alivia, y encima no tienes que explicar porque lloras… te sientes por un momento como si estuvieras viendo una pelicula en la que sales tu… eso es genial… disociarse!!! eso te permite ver con perspectiva… pero de nuevo… confusión… que me está pasando?? que estoy sintiendo?? coñoooo!! que me pasa????? y no sabes lo que te pasa, es entre bueno y malo, agridulce por llamarlo de alguna manera… y te sientes como una coctelera en movimento, con ganas de que te abracen y te dejen llorar en paz recostada sobre su pecho… y ahí, justo ahí, llorando sobre su pecho y abrazada a ella, fué cuando YO, sentí paz, sentí que me reencontraba con mi punto de partida, sentí ternura, sentí calor, sentí reconciliación.
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