La voz de los adoptados
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La piedra en el zapato

Recientemente hemos visto un breve reportaje de BBC Mundo acerca de la búsqueda de orígenes de una joven estadounidense adoptada en China que nos ha llamado la atención.

Desde nuestros comienzos como asociación solemos insistir en algunos temas que por experiencia sabemos que son importantes: una correcta revelación de orígenes, una preparación emocional adecuada y en compañía profesional para la búsqueda, así como en la mochila que traemos los hijos adoptados pero también en la de los padres porque de ellos depende en buena parte cómo aprendamos a gestionar nuestras emociones y elaboremos nuestros duelos.

El vídeo al que hacemos referencia pone de manifiesto todo esto en lo que llevamos insistiendo tantos años.
Enseguida se descubre a través de las entrevistas que los padres adoptivos de Kati tienen muchas cosas pendientes que resolver y lo demuestran con su falta de apertura en la comunicación con su hija acerca de sus orígenes y la deliberada ocultación de información relevante para ella.

Nadie pregunta sobre algo que desconoce que existe por lo que es tarea de los padres adelantarse y mostrarse disponibles en la revelación de orígenes y no sólo de palabra, el lenguaje no verbal también es importante.

La madre de Kati esperó hasta que su hija tuvo suficiente madurez como para darse cuenta de que sus rasgos raciales no eran compatibles con los de ella y todo concluyó confirmándole su sospecha: «Estuvo en la barriga de una señora de China». El lenguaje no verbal transmite tanto como las palabras, fijaos en Kati durante la entrevista a su madre.

Hasta la adolescencia, los padres no volvieron a sacar el tema ni ella preguntó. No lo hizo por muchas razones pero una al menos está clara, no percibe apertura en ellos y no sabe qué preguntar porque nadie le ha contado nada, lo que no significa que no piense en el tema, como ella misma reconoce.

Poco antes de coger un avión rumbo a China, decide hacer una pregunta muy concreta a su madre: «¿Qué sabes de mi adopción?» Es entonces cuando descubre algo que ella debería haber sabido desde siempre por la relevancia que tiene en su historia. «Ah, si… a lo mejor teníamos que habértelo dicho antes» fue la respuesta de su madre. Su padre por otro lado, comenta en la entrevista que el mensaje en realidad iba dirigido a ellos.

Se trata de la existencia de una carta de sus padres biológicos que dejaron con Kati cuando la abandonaron en un mercado, donde explicaban sus razones para hacerlo y además la emplazaban a encontrarse con ellos un día determinado, en un sitio determinado de China.

Kati es una chica adoptada internacionalmente, tiene 20 años, una historia imaginada que de golpe y porrazo cobra vida propia y decide ir al encuentro propuesto por sus padres biológicos, sin más preparación ni mediación que la inestimable colaboración de la televisión norteamericana.

Los padres biológicos mantienen un sentimiento de culpabilidad, ella miedo a defraudarlos y todos se presentan con la BBC en el puente donde la habían citado. Ellos corren entre la multitud, ella busca con la mirada y finalmente se encuentran. La madre biológica se arroja a sus brazos llorando y pidiendo perdón en chino pero Kati no habla el idioma, la situación real que ha encontrado le abruma, no estaba preparada para esta inmersión ni sus padres biológicos tampoco. La llevan a casa, cocinan juntos, la besan mucho y le hablan mucho en chino sobre sus sentimientos pero la cara de Kati transmite más que sus palabras.

Este contacto con sus orígenes y las circunstancias previas convierten la experiencia en algo demasiado intenso, demasiado arriesgado, demasiado ingenuo, demasiado público…

Nosotros nos preguntamos en este momento y sin la tele grabando todo: ¿Qué tal estará Kati?

Varios comentarios

  • Soy madre de una adolescente adoptada en China y vi la noticia. No puedo comprender cómo los padres americanos de Kati no le explicaron desde el principio los datos que tenían de sus orígenes. Se jugaban mucho. No se le pueden ocultar los orígenes a un niño y menos cuando tenemos la ocasión de ponerla en contacto con sus padres biológicos. Tampoco entiendo que tarden en preguntar. Mi hija con menos de tres años ya distinguía a las personas de origen chino y con algo mas de tres me preguntó que de donde había salido. Nunca le he ocultado nada y he compartido con ella los datos que tengo que, por desgracia no son muchos. Si un día quiere buscar, estaré a su lado aunque por el momento no tiene interés.

  • Rosa, si tardan tanto en preguntar o incluso si no preguntan nunca, suele ser porque captan, como dice el texto, no solo por el lenguaje verbal si no también por el no verbal, que es un asunto incómodo para nosotros o del que realmente no queremos hablar. Finalmente en esos casos los padres encuentran la escusa perfecta: mi hij@ no pregunta, así que no abordo el tema y lo estoy haciendo bien. Eso se lo he oído relatar a un innumerable número de padres que, además si le dices que el tuy@ sí lo hizo desde muy pequeñ@ te tratan como si fueras tú el que tiene «un problema»