¿Qué es buscar los orígenes? Construcción de la identidad en el adoptado.

Como bien apunta nuestra vicepresidenta y psicóloga en la presentación del libro de Jaime Ledesma, titulado «Mediación Familiar en Búsqueda de Orígenes- El encuentro con mi espejo biológico», la búsqueda de orígenes en las personas adoptadas consiste en construir una parte fundamental de uno mismo (…) Es un proceso que pretende responden a preguntas, a vacíos que pertenecen a una íntima y secreta parcela de quien desconoce cuál fue el inicio de su historia. (…) La búsqueda de orígenes es una consecuencia de la información de la condición de adoptado (…).

Cuando somos pequeños, si conocemos esta información porque nos han explicado nuestros padres, iniciamos la búsqueda mediante un proceso intrapsíquico, que significa pensar en nuestros padres biológicos y en las circunstancias que vivieron que provocó nuestro abandono y posterior adopción. En esta etapa es fundamental que exista una comunicación abierta con nuestra familia donde podamos intuir que hacer preguntas sobre nuestro pasado, no es algo incómodo. Nuestra historia no empieza el día que nuestros padres fueron a buscarnos o decidieron que iban a adoptar un hijo, sino el día en el que fuimos concebidos. Como es lógico, en esta fase, hay información que no está disponible pero esto no es impedimento para que no podamos ir construyendo como niños una identidad sana con los datos que sí tenemos. 

Durante la etapa de educación infantil, la necesidad de elaborar nuestra historia se limita a obtener algo de información por parte de nuestros padres y para nosotros la adopción no es más que una anécdota que aún no ha tomado la importancia que lo hará posteriormente. Aquí juega un papel importante la capacidad de la familia de hacer acopio de estrategias que sean útiles para explicarle a un niño de preescolar su concepción y su posterior abandono, como por ejemplo buscar varias imágenes en Internet donde aparezcan mujeres embarazadas de características comunes con su mamá biológica (etnia/edad) y mostrárselas indicando que ninguna de ellas es su madre de nacimiento pero que por lo que sabemos, podría ser así. Este sencillo gesto nos ayuda a comprender que todas las personas hemos nacido del vientre de una mujer, además nos proporciona un espacio de diálogo que nos dirigirá a continuar esbozando nuestro origen, nuestra identidad y aparecerán nuevas cuestiones como por ejemplo el motivo de nuestro abandono y posterior adopción. Desafortunadamente para la mayoría de los adultos adoptados, la transmisión sobre sus orígenes quedó aquí sin pasar a futuras consideraciones en familia.

Al llegar al primer ciclo de primaria tomamos conciencia de la pérdida y necesitamos hablar sobre ella. Atendiendo al orden cronológico de los hechos y con la información disponible, es necesario obtener una aproximación tanto de la razón de nuestro abandono/separación como una idea de nuestra vida durante la ausencia de nuestros padres adoptivos. Dedicar preguntas abiertas hacia nosotros y sugerir situaciones hipotéticas hace que expresemos nuestros sentimientos y estimula nuestra memoria. No olvidemos que nosotros hemos vivido nuestra historia, pero al ser pequeños no podemos recordarla como recordamos lo que cenamos ayer, pero estos hechos sí quedaron impregnados en nuestra memoria sensorial.Es en esta etapa cuando nos hace falta ayuda para iniciar el duelo por abandono/separación y cuando aparecen diversos síntomas de que algo está ocurriendo en nuestro interior. Nuestro comportamiento a nivel escolar y familiar a veces cambia y nuestros padres se vuelven locos. Simplemente no sabemos gestionar nuestro carrusel de emociones y es necesario que nos ayuden a interpretar por qué nos portamos de esta manera. Ayudarnos a reconocer que hemos sufrido un abandono, para nosotros es una injusticia muy grande, no lo disfracéis ni le quitéis importancia en un intento de aliviarnos el dolor. Validarlo y si os cuesta abordar el tema con vuestros hijos, aprovechar una de estas mal llamadas «rabietas» para analizar juntos lo que nos está ocurriendo.

Alcanzado el segundo ciclo de primaria es posible que todo lo relativo a la adopción lo mantengamos en estado de hibernación. Tal vez no necesitemos en ese momento nueva información a veces por miedo a saber cosas que nos puedan parecer terribles, a veces porque no nos hacen falta más datos o tal vez aún estaremos elaborando sentimientos de rabia, incomprensión, tristeza, sentimientos ambivalentes con respecto a nuestro origen y con respecto a nuestros padres (biológicos y adoptivos) tales como conflicto de lealtades (si pregunto igual parece que les hago daño pero siento tanta «curiosidad»…, son mis padres verdaderos aunque escuche comentarios opuestos, pero… qué habrá pasado con…..). Que los hijos no hablen no significa que no necesiten escuchar. Este proceso ocurre naturalmente, forma parte de la construcción de la identidad de una persona y respetar los ritmos de un hijo con respecto a este tema, sin malinterpretarlos, es una de las tareas más complicadas que tienen los padres que adoptan.

Cuando llegamos a la E.S.O. y a la adolescencia todos los sentimientos y toda la información, los sentimientos y las dudas que no hayamos trabajado antes en casa, saldrán a luz como un petardo. A partir de ahora y de forma natural debido a la edad, vamos a analizarnos con más ahínco: Si mi madre biológica era/hizo….. yo soy/hago…… porque así debe ser. Me gusta bailar porque a mi madre biológica debería gustarle bailar también. Mis padres dicen que soy rebelde, lo soy porque seguro que mi madre biológica era o se portaba…..Los que son como yo (prototipos de conducta asimilados en este país con respecto a otras personas que provienen de otros lugares) hacen, dicen, piensan…..por lo tanto yo pruebo/asumo esto porque en el fondo soy como ellos…) Y todas estas búsquedas, estos comportamientos y estas pruebas se reducen a esta pregunta:

¿Quién soy?

A esta pregunta no pueden contestar los padres, ni otra persona, aunque sabemos que les encantaría porque allanar el camino de sus hijos lo asumen como parte de su cometido y pueden sentirse mal si ocurre lo contrario. Sin embargo, todo lo relacionado anteriormente, forma parte de la construcción de la identidad de una persona, adoptada o no. Los que somos adoptados tenemos más dificultades para elaborar nuestra identidad porque en determinados momentos de nuestras vidas tendremos que enfrentarnos a cuestiones y planteamientos que los que no han pasado por ello, no tienen por qué hacerlo y siempre necesitaremos acompañamiento y comprensión paternal.

Si un hijo adoptado llega a la etapa de juventud, o a su edad adulta planteando aún la pregunta ¿quién soy? es porque no ha integrado aún estos pasos anteriores (bien porque su familia no lo ha propiciado, bien porque no ha podido acceder a las herramientas y el asesoramiento profesional necesario para hacerlo). 
La búsqueda de orígenes no te dicen quién eres, te entrega información añadida al adulto que tú eres a día de hoy. Lo correcto en el desarrollo de una persona   es pasar estas etapas, de la misma manera que consideramos correcto hoy en día que un niño tenga infancia, juegue con juguetes, después estudie, tenga un trabajo y se independice. A nadie se le ocurriría en este país ponerle un piso a un chico de 13 años y pedirle que se independice y se mantenga sin ayuda externa ¿Verdad?

Muchos padres se inquietan al no poder responder a las preguntas que les hacen sus hijos pequeños del tipo ¿a quién me parezco? ¿qué día nací realmente? ¿por qué me abandonaron? y recurren antes de tiempo, hablando de la suficiente madurez por parte de sus hijos, a emprender su búsqueda de orígenes con el fin de establecer un contacto con la familia biológica sin antes consultar con un profesional en este tema. Igual que todos entendemos ciertos criterios como apropiados para que una familia sea idónea para adoptar y pasamos por los cursos, la formación y las entrevistas que son necesarios para llevarlo a cabo, los adoptados tenemos que pasar por determinadas fases de  la construcción de nuestra identidad y elaboración del duelo que supone la pérdida de esta parte de nuestro yo, para que un posible encuentro con la familia biológica nos nutra y nos sea beneficioso en lugar de hacernos daño. 

 La Voz de los Adoptados apuesta por la mediación familiar profesional y especializada en adopción para estos casos. Se trata de un profesional que evalué tanto el estado de hijo que busca como la situación emocional de la familia biológica, prepara a ambas partes para lo que van a encontrar, se exploran anhelos, dificultades, ideas preconcebidas y en ocasiones, si la familia adoptiva y el adoptado lo desea, trabaja también con ellos para un encuentro completo en diferentes fases. Esto no es óbice para completar la información de la historia del hijo por parte de la familia que adopta, sin llegar nunca por su cuenta al encuentro o relación directa entre ambas madres (biológica y adoptiva). Son temas diferentes. El encuentro o no, con la familia biológica procede a una parte de la construcción de la identidad del adoptado. La entrega de información relativa a los orígenes del niño hasta que alcanza su etapa adulta y por tanto, que favorece la construcción de su identidad, procede a la familia adoptiva.

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